Por sus acciones contra la ciudadanía, Sheinbaum ya no se reunirá con la CNTE

José Robles

Por las recientes acciones de la CNTE en contra de la ciudadanía, la Presidenta ya no se reunirá este viernes con la organización pero subrayó que el diálogo sigue abierto con Gobernación y Educación.

Este viernes, la presidenta Claudia Sheinbaum descartó encontrarse con una representación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), incluso les cuestionó «¿Porque agredir a reporteros?».

¿Se descarta la mesa aquí en Palacio?, cuestionó la prensa

Conmigo sí, respondió.

La mandataria detalló que la conversación de este viernes estaba pactada desde hace días» entonces «no tendrían porqué haber golpeado reporteros, *afectado, como afectaron a muchos ciudadanos de la Ciudad, con actividades (…) ¿Para qué hacen todo eso para reunirse conmigo si ellos ya sabían que iban a reunirse conmigo el viernes».

Incluso, subrayó que hay cosas que no están bien» pero reiteró que el diálogo está abierto al más alto nivel pero que, en las condiciones que estableció la Coordinadora *»¿Para qué se reúnen conmigo?».

El miércoles, los profesores disidentes bloquearon los accesos a Palacio Nacional e impidieron el acceso a reporteros, lo que llevó a que la conferencia matutina se realizara vía zoom.

El bloqueo también se extendió a las principales avenidas de la CDMX, como son Insurgentes, Reforma, Eje Central y otros puntos, lo que afectó al movilidad de miles de capitalinos.

Además, el Consejo para el Desarrollo del Pequeño Comercio denunció que el comercio en el Centro Histórico están sufriendo «un daño incalculable», y que alrededor de 170 mil empleados de, al menos de 30 mil empresas enfrentan dificultades para arribar sus labores.

La CNTE arrancó el 15 de mayo -Día del Maestro- su paro indefinido en el Zócalo de la Ciudad de México para exigir la abrogación de la Refoma Educativa, la Ley del ISSSTE y un aumento salarial de 100 por ciento.

Ese día, la titular del Ejecutivo anunció un incremento de 9 por ciento al salario de los maestros, además de una semana de vacaciones, lo que fue calificado por la disidencia magisterial como «migajas».

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