Por: Mtro. Pedro Martínez Bello
La violencia parece haber rebasado a los tres niveles del gobierno más en municipios como Cuautla, en donde hay miedo de la sociedad para salir a las calles, en donde el mismo Ejército Mexicano vigila algunas colonias con tanquetas porque en cualquier momento pueden ser atacados por la delincuencia que mantiene el control en el municipio.
El ataque a elementos policíacos hace algunos días por parte de presuntos delincuentes, evidenció que no hay un programa de seguridad pública eficiente, ni los vigilantes están debidamente preparados para repeler las agresiones.
Nada se sabe sobre las supuestas investigaciones hacia el presidente municipal, Jesús Corona Damián, en su relación con grupos criminales, todo quedó como una noticia sensacionalistas y hasta como una cortina de humo.
Esto disminuyó el interés de los jóvenes y de las familias en participar en el desfile cívico militar del rompimiento del Sitio de Cuautla el pasado dos de mayo, en donde terminaba con una velada y ahora las calles lucieron vacías.
Mientras el secretario de Seguridad Pública, Miguel Ángel Urrutia Lozano, permanece callado, en realidad sin saber qué hacer, cuando el delito de extorsión hasta en particulares crece, como pasa en el Pueblo Mágico de Tlayacapan.
Y muestra del desbordamiento del crimen al gobierno también está en Huitzilac, en donde en un horario vespertino y a unos metros de la propia presidencia municipal fue asesinado el secretario Municipal, Alejandro Mancilla Cueto, sin que los elementos policíacos intervinieran y al contrario mostraron miedo mientras los asesinos huían sin problemas.
Otro ejemplo de la inseguridad es Temixco, en donde su presidente municipal, Israel Piña Labra, fue relacionado por su propio exsecretario de Seguridad, Christian Luna, ser el principal jefe de la delincuencia organizada que opera en la localidad , además de ordenar asesinar a dos mujeres integrantes del Cabildo.
No hay investigaciones hacia el alcalde temixqueño, es más el caso como los dos anteriores parecieran olvidados y serán parte de los archivos de la impunidad, la que prevalece y camina sin problemas en el estado de Morelos.
Así el terror y la incertidumbre que vive la población está en la zona sur, en el municipio de Tlaquiltenango en la cual dos jóvenes de la zona conocida como Sierra de Huautla fueron desaparecidos, si las autoridades se coordinan y actúan rápido quizá aparezcan y sus familiares ya no sigan bajo la angustia.
Y así la credibilidad que tenía Miguel Ángel Urrutia Lozano va desapareciendo, sus resultados en la lucha contra la inseguridad parecen solo un maquillaje para seguir en un cargo, que hoy ya no requiere de solo mostrar cifras alegres, sino garantizar resultados en todo el estado donde la violencia priva.