Por: Pedro Martínez Bello

 

En la Marcha por la paz del presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Uriostegui Salgado, además de incongruente e ilógica es un acto político del panismo morelense, que solo trata de lucrar electoralmente con la mayor de la desgracia de los cuernavaquenses: la inseguridad.

Será mejor exigirle al unísono al alcalde y al grupo selecto de panistas que gobiernan la ciudad capital que se dejen de grillas y se pongan a trabajar, con seriedad para el bienestar de los que habitan la «Ciudad de la Eterna Balacera».

Responsables son de la inseguridad los integrantes del cabildo capitalino, bajo el mando de José Luis Uriostegui y su camarilla de panistas.

Uriostegui: tú no eres el obispo de Cuernavaca y, por tanto, no tienes legitimidad y sí tienes obligaciones constitucionales. Solo delatas con estas acciones tu forma de pensar, tu ideología poco empática con los habitantes de Cuernavaca.

La Marcha por la paz, organizada por el alcalde, es una campaña electoral adelantada, para lavarse las manos y olvidar su obligación de de brindar seguridad con la prevención del delito.

El panismo activo realizaba su Marcha por la paz y la ciudad se vió abandonada de la vigilancia, porque los elementos policiacos fueron a resguardar la campaña adelantada de José Luis Urióstegui Salgado y Daniel Martínez Terrazas, el dirigente del PAN.

Situación que dejó como consecuencia varios asaltos y robos en las colonias de la capital morelense.

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