Por: Mrt. en Derecho Pedro Martínez Bello
La parálisis que vive el Poder Judicial en el estado de Morelos con dos magistrados presidentes y en la espera de una resolución jurídica, por un juez federal o la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) retrasa y perjudica a quien solicita la administración de la justicia e implica un severo golpe al Estado de Derecho.
De ahí al tiempo que venga la respuesta del Gobierno Federal en su Poder Judicial se hace necesario el nombrar un magistrado presidente provisional del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), distinto a los ya vapuleados Jorge Gamboa y Juan Gabriel Vargas, que no responda a los intereses de Graco Ramírez, de partidos políticos, del ex fiscal Uriel Carmona Gándara, que sea alguien con capacidad de dar certidumbre social.
La pasividad de la Quincuagésima Sexta Legislatura local en la reforma al Poder Judicial del estado también es otro punto que afecta tanto a quienes reclaman justicia como a los justiciables, dejando que siga la evidente corrupción al interior de una institución sumida en una crisis histórica.
Mientras hay un resolutivo por reconocer un magistrado presidente, los también conocidos como jueces de segunda instancia siguen con vacaciones pagadas y sin sesionar ante el Pleno retrasando varios asuntos como son la revisión de expedientes, dictámenes de jubilaciones y pensiones, así como otros relativos con la base laboral.
El deslinde del Poder Ejecutivo y Legislativo de las pugnas internas en el Tribunal Superior de Justicia los convierte en cómplices en la irresponsabilidad que incurren los juzgadores, porque las representaciones populares deben responder a las demandas del pueblo y esa es su principal obligación, más ahora qué hay una demanda social urgente porque haya administración de justicia.
O bien que también los Senadores por el estado de Morelos, Víctor Mercado Salgado y Juanita Guerra, deben dejar sus vacaciones pagadas y desde su curul en la Cámara Alta del Congreso de la Unión pedir la desaparición del Poder Judicial y construir un Pleno provisional, con la capacidad de sacar adelante cientos de asuntos urgentes archivados por la flojera y grilla que traen los magistrados.
Hay dos caminos para resolver desde afuera del TSJ, porque adentro no quieren ni les interesa, uno nombrar un tercer magistrado presidente o bien un Pleno provisional, porque la reforma al Poder Judicial en el estado se desconoce cuándo vaya ser aprobada sobre todo por los intereses qué hay dentro de la Cámara de Diputados local.
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